viernes, 7 de noviembre de 2008

PATRIMONIO MATERIAL INMUEBLE


ALTO DE SEGOVIA


Es uno de los lugares monumentales que se encuentran en el departamento del Cauca, Colombia, dentro del territorio denominado Tierradentro. Junto con el Alto del Aguacate, Alto de San Andrés, Alto del Duende y El Tablón, conforman el Parque Arqueológico.

El Alto de Segovia se encuentra al margen izquierdo de la quebrada de San Andrés a 1800 metros sobre el nivel del mar. Este sitio es el de mayor extensión dentro del parque con cerca de 13.000 metros cuadrados. Se pueden apreciar las tumbas más grandes y profundas, sobresalen algunas por su trabajo en alto relieve. Actualmente se encuentran 30 hipogeos abiertos.
Una vez en la cima, se encuentran las tumbas cubiertas por kioscos construidos para protegerlas. Estos hipogeos cuentan con una escalera en forma de espiral que conduce a la entrada de la tumba, que se encuentra a 2, 5 o 7 metros de profundidad. Desde la ahí se logra ver la cámara funeraria, cuyas paredes se encuentran pintadas de colores rojo representando la vida, negro para referirse a la muerte y blanco para representar la esperanza.

ALTO DEL DUENDE

El Alto del Duende se encuentra a 1850 metros sobre el nivel del mar y en este sitio se pueden visitar cuatro hipogeos, todos con pintura mural. Las tumbas se encuentran cubiertas por un par de kioscos construidos para protegerlas. Estos hipogeos cuentan con una escalera en forma de espiral que conduce a la entrada de la tumba, que se encuentra a 2, 5 o 7 metros de profundidad. Desde la ahí se logra ver la cámara funeraria, cuyas paredes se encuentran pintadas de colores rojo, negro y blanco.


SAN ANDRES DE PISIMBALA

San Andrés de Pisimbalá es una población ubicada dentro del Parque Arqueológico de Tierra Adentro, y desde donde se realizan los recorridos para visitar los hipogeos localizados en La Loma de Segovia, El Alto de San Andrés, El Alto del Aguacate, el Tablón y El Duende.

La población de San Andrés de Pisimbalá, se caracteriza por la presencia de indígenas Paeces, los cuales hablan “el español y el Nasa Yuwe o la lengua de la gente Páez, y su unidad política básica es el resguardo, regido a su vez por el cabildo, principal institución política de la comunidad y a cuya cabeza se encuentra el Gobernador. Existen otras instancias políticas como los “grupos de ancianos” quienes dada su antigüedad y sabiduría ejercen control sobre el resguardo en los casos en que el Gobernador o el Cabildo no actúan de manera correcta.

Llama la atención la resistencia cultural que los Páez han logrado mantener desde el primer contacto con los europeos: el vestido es tal vez la manifestación más clara de dicha resistencia. L a mujer elabora su propia falda denominada “anacu”, la cual se lleva ceñida a la cintura con un “chumbe” o faja de lana tejida; una blusa de algodón o lana virgen, pañolón de lana y sombrero de paja. Los hombres usan un ancho calzón blanco, camisa de algodón, ruana de lana y sombrero de paja similar al de las mujeres. Ambos andan descalzos, sin embargo hoy en día podemos observar algunos usando bota o zapato de caucho.

Para los Páez los ciclos vitales y las actividades cotidianas están determinados por el trabajo de la tierra. La agricultura es la principal actividad económica y se desarrolla colectivamente mediante mingas o individualmente. El sistema agrícola utilizado es el de “tumba y quema” o “rocería”. Los principales productos cultivados son el maíz, (Zea mays) café, caña de azúcar, fique, cera de laurel (Myrica policarpa) yuca, arracacha, fríjol, papa y coca (Erythroxilon coca), destinados al consumo local.”[1]


Otro se sus atractivos es La Capilla Doctrinera, construida en la época colonial, San Francisco, Belalcázar, Toez y Mosoco. “Es un rectángulo dividido en tres espacios, atrio, nave y sacristía, cubierta por un techo a dos aguas, según la usanza de la Colonia, su estructura en madera recubierta por bejucos y barro acusa la intromisión en la construcción de los indígenas paeces. La capilla se quemó casi completamente en 1975 y luego fue recuperada. El 6 de junio de 1994 la avalancha del río Páez causó graves daños en su estructura y la Subdirección de Monumentos Nacionales del Instituto Nacional de Vías emprendió obras para su restauración.”[2]

“La creación de las Capillas Doctrineras se debe a que cuando los conquistadores españoles decidían establecerse definitivamente en un lugar, una de las primeras construcciones a levantar, como respuesta a una necesidad colectiva, era la iglesia. A medida que los poblados evolucionaban y los núcleos urbanos se consolidaban y fortalecían, empezaban a mejorarse las características de los templos. En los centros importantes se remplazaron, poco a poco, las pequeñas iglesias de madera y paja por unas más sólidas, de acuerdo con la importancia del lugar. Éstas se convirtieron, entonces, no sólo en símbolo religioso sino en ejemplo representativo de la importancia de la población.
Las primeras iglesias, simples construcciones de madera y paja, eran sencillos templos de una sola nave, angosta y profunda, algunas con muros de tapia pisada cubiertos por una estructura en madera llamada técnicamente "de par y nudillo", sobre la cual se ponía el techo bien en paja, bien en teja de barro, cuando era ya un tanto más importante. Básicamente esta construcción se definía como un rectángulo con pocas ventanas, el arco toral separando el presbiterio y enmarcando el altar y el coro alto a la entrada. Algunas veces se le aplicaba un revestimiento ornamental, con pinturas sobre los muros o retablos tallados como telón al fondo del altar. Generalmente, el muro principal se elevaba un poco sobre el techo para hacer el campanario o "espadaña". Con la conquista de las almas se levantaron en algunos lugares los llamados Centros Doctrineros para convertir a los indígenas a la fe católica. Aunque se encuentran vestigios de éstos sobre todo en la región cundí boyacense, a finales del siglo XVIII se construyeron centros especiales en zonas más alejadas, como el de los paeces, en el Alto Cauca. Estos últimos forman un grupo con características propias y aunque responden a una tipología común y a esquemas similares; sin embargo, sutiles diferencias los individualizan. San Andrés de Pisimbalá, Calderas y Santa Rosa son los ejemplos más conocidos. Una teoría anota que éstos se construyeron en los valles protegidos, tratando de interceptar los caminos utilizados por los indígenas para su comercio con las poblaciones de Inzá y La Plata. Estas iglesias se diferencian de las demás por los materiales de su construcción y la solución del campanario, entre otros rasgos decorativos, los cuales hacen creer a los especialistas en una transculturación, es decir, en una simbiosis entre las técnicas impuestas por los españoles y la construcción típica del indígena, asunto poco frecuente en la erección de los edificios religiosos en otras zonas del país.”[3]


EL ALTO DEL AGUACATE


Al igual, que el resto de las Necrópolis del Parque Arqueológico de Tierra Adentro, en el Alto del Aguacate se encuentran varios hipogeos de entierro secundario. Sin embargo, esta se caracteriza por su hermoso paisaje y la llamada Tumba de las Salamandras, decorada de modo diferente a las demás tumbas.

Las sepulturas de este sector se caracterizan por ser pequeñas comparadas con las de los sitios de San Andrés, Segovia y el Duende. La decoración de las sepulturas consiste en una combinación de escultura y pintura con cavidades circulares rellenas de pintura roja o negra y de las cuales irradian líneas en color negro, rojo y blanco.

En el filo de esta montaña separa los cauces de la quebrada de San Andrés y del río Ullucos al sur del poblado de San Andrés de Pisimbalá.
Este filo tiene una altura aproximada de 2.100 metros sobre el nivel del mar, y a lo largo de este se encuentran más de 70 tumbas construidas una al lado de la otra en la cima aplanada artificialmente. La mayoría fueron abiertas por guaqueros y presentan un alto grado de destrucción y deterioro.[4]



ESTATUARIA DEL TABLÓN


Ubicado en una meseta natural en el margen izquierdo de la quebrada de San Andrés, por encima del Alto de Segovia, a 2000 metros sobre el nivel del mar.


Aquí se encuentra otra manifestación cultural de gran importancia en Tierradentro, la escultura. Hasta el momento se han encontrado cerca de cuarenta figuras humanas talladas en bloques de roca de origen volcánico, que al parecer fueron hechas por una comunidad diferente de la que construyó los hipogeos. En este sitio se pueden apreciar once estatuas caracterizadas por el naturalismo de sus rasgos. La mayor parte de ellas se encontraron enterradas en profundas cavadas o entre las raíces de grandes árboles, algunas desfiguradas sin duda por la acción de los hombres, lo cual sugiere el enfrentamiento entre dos grupos enemigos.

Por diferencias de tamaño y estilo, las estatuas se clasifican en dos grupos; el primero está integrado por piezas de menos de un metro de altura, talladas de manera muy rudimentaria, que representan figuras humanas en las que apenas están indicados los rasgos más sobresalientes.
Estas representan seres humanos desnudos y casi sin adornos. El segundo grupo lo constituyen figuras masculinas y femeninas de más de dos metros de altura en las que se evidencia un notable dominio de la técnica escultórica, sobre todo en la magistral representación de los rasgos de la cabeza, adornada con una rica variedad de tocados, orejeras y collares. Esta precisión en los detalles va disminuyendo en el cuerpo, pero el conjunto general de las esculturas presenta una gran solemnidad, como testigos inmutables del paso del tiempo, que infunden un gran respeto en quienes las admiran.

MOMUMENTO CAPILLA DOCTRINERA DE SAN ANDRÉS DE PISIMBALÁ

Al llegar a San Andrés de Pisimbalá encontramos uno de los monumentos más apreciados de la población de Inzá, la Capilla Doctrinera de San Andrés de Pisimbalá. Este es considerado monumento nacional, haciendo parte de las 7 iglesias de Tierradentro que aún se mantienen en pie, que son: San Andrés de Pisimbalá, Tierradentro, Santa Rosa de Suin, que acaba de ser restaurada, Calderas, Yaquivá, San Antonio de Chinas, San Miguel de Avirama.

Como cuenta el relato, la capilla ha sufrido dos incendios; en uno de ellos un volador calló en el techo de paja de la iglesia, causando el incidente. Sin embargo esta fue recuperada. El otro incidente ocurrió en el año de 1994, presentándose la avalancha del río Paéz que provocó daños a la estructura de la capilla, se emprendieron entonces obras para reestructurarla.

Esta capilla que como su nombre lo indica, es una capilla doctrinera, construida con techo de paja y muros de tierra pintados externamente de color blanco. Los muros de esta capilla ilustran las técnicas de tapia pisada y de bahareque.
Luego de la reconstrucción de la capilla se utilizaron bloques de concreto para complementar la estructura de los muros. Al observar los techos de la capilla podemos ver elementos de madera que son bejucos, atados entre si, con amarradijos de cuero de vaca. Sobre la cubierta que se forma con la estructura de madera, reposa el empajado que es lo que se observa al exterior de la capilla.


Ya al interior de la capilla se puede encontrar tres niveles diferentes, distinguidos como el atrio, la nave y la sacristía, y el tercer nivel en donde encontramos el coro, a lo alto de la entrada. Al hablar del atrio ubicado en el primer nivel, nos referimos al espacio que encontramos a la entrada de la capilla antes de ingresar a la misma. La parte del atrio fue realizada por influencia de un padre romano. Siguiendo la estructura de la capilla, encontramos en el segundo nivel la nave, en donde se sientan las personas que asisten a misa; y la sacristía, en donde el padre suele ponerse su atuendo religioso y es también en donde encontramos los objetos y ornamentos para el culto. En esta parte En el último nivel encontramos el coro que se distingue a lo alto de la entrada siendo éste el tercer nivel.

Ya al interior de la iglesia, en la parte izquierda entrando, está ubicada una pila que posee en el medio un hueco; la singularidad de este orificio es que se desconoce su profundidad. Ya han hecho la prueba introduciendo una cuerda por el agujero sin llegar a tocar fondo. Este orificio lo tapan en Semana Santa de manera a poder realizar los bautizos oficiales, regando agua en la pila.

En la sacristía podemos observar en el medio al fondo un monumento al patrono de San Andrés. Se fabrica el monumento en honor al apóstol que llevaba su mismo nombre.

Lo único que se conserva de la capilla es la fachada. Esta se caracteriza por tener elementos de madera. A lo lejos se divisa un techo triangular, siendo éste una continuación de pared para construir la espadaña o campanario que se observa a lo lejos.












[1]
Museo Del Oro http://74.125.113.104/search?q=cache:VVOt-riNDJAJ:www.banrep.gov.co/museo/esp/s_tierra05.htm+capilla+doctrinera%2Binza&hl=es&ct=clnk&cd=6 recuperado octubre 28 de 2008
[2] Biblioteca Luís Ángel Arango. http://www.lablaa.org/blaavirtual/exhibiciones/monu/pisimba.htm. Recuperado Octubre 28 de 2008.
[3] Arango Silvia. "Historia de la Arquitectura en Colombia". Universidad Nacional. Editorial Lerner .1993. Patiño Mariana, "Monumentos Nacionales de Colombia”. ICC. Editorial Escala. 1983

[4] Instituto Colombiano de Antropología e Historia, información tomada de uno de los avisos encontrada en el camino hacia El Aguacate.




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